miércoles, 11 de diciembre de 2013

Mejores cuentos de zesnita: El Eliminador.

Tres amigos que acostumbran a jugar al golf juntos, están a punto de iniciar su partida habitual de los días sábados, cuando se les acerca un solitario jugador y les pregunta si podría acompañarlos en el juego ya que sus propios compañeros de juego le acaban de comunicar que por un imprevisto de último momento tuvieron que cancelar la partida. 

Los amigos luego de mirarse las caras y hacerse señas cómplices entre ellos, deciden por fin aceptarlo.


A unos dos hoyos de haber comenzado la partida, los amigos no pueden resistir la curiosidad y, entablando conversación con el extraño, le preguntan qué hace para ganarse la vida.

-Soy un "Eliminador"- contesta sin inmutarse.

Los tres amigos comienzan a reír a carcajadas.

-No, en verdad -continuó el extraño- soy un Eliminador. Elimino gente, mi arma está en el saco de palos; la llevo conmigo a todas partes. Si quieren, le pueden dar un vistazo. 

Uno de los amigos decide verificar la historia y al abrir el saco, ve un rifle con una enorme mira telescópica.

-Que pieza! -dice asombrado- Apuesto a que podría ver mi casa desde aquí con esto! Puedo probar?

-Sí, claro! -le contesta.

El hombre mira por un segundo a través de la mira telescópica y dice:

-Vaya que sí se puede ver mi casa! Es la que está allí sobre aquella colina... Hasta veo a mi mujer en el cuarto... y está desnuda!!! Qué hermosa qué es!!! Un momento! Quién es esa persona que está con ella???... Es mi vecino! MALDITO... Y TAMBIÉN ESTÁ DESNUDO!!!

Totalmente alterado, le pide al recién llegado que tiene que ayudarlo a limpiar su honor, y el Eliminador le responde:

-No hay ningún problema. Mi tarifa es de 10.000 dólares por cada vez que jale el gatillo.

-10.000 dólares? -pregunta el marido engañado- Es mucho dinero... pero bueno, no podría soportar que esto quede así. Tiene que hacer dos eliminaciones, una a mi mujer justo en la boca, porque nunca para de hablar, y otra a mi vecino en los genitales para que aprenda a respetar a las mujeres de los demás!! 20.000 dólares, entonces??? Dele nomás... realmente los pagaré con mucho gusto para limpiarme el honor!!!

El Eliminador acepta el trabajo y se prepara; mira detenidamente por la mira telescópica, hasta que tras unos cinco minutos después de silencio e inactividad absoluta, el marido engañado, ya muy impaciente, le pregunta:

-Pero... qué espera? No aguanto más!! Por qué no dispara de una buena vez?!

-Sólo un poco más... Estoy a punto de ahorrarle 10.000 dólares.


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