Un judío piadoso va a visitar a un
rabino para pedirle sus sabios consejos que le resuelvan uno de sus problemas:
-Rabino, mi mujer no me deja vivir...
me ofende, me maltrata, me humilla.
-Pues... divórciate!
-Pero cómo me voy a divorciar? Yo la quiero!
-Entonces, no te divorcies.
Al cabo de una semanas, el judío
vuelve a visitar al rabino.
-Rabino... ya no puedo más vivir con ella; no quiere que estudie, me insulta, me hace pasar vergüenza delante de mis amigos.
-Divórciate!
-Pero rabino, cómo me voy a
divorciar? Qué van a decir mis amigos y conocidos?
-Entonces... No te divorcies!
Pasan algunas semanas más, y el judío
retorna nuevamente donde el rabino.
-Rabino, ya no sé qué hacer... ella no quiere tener un hijo conmigo, cómo puedo vivir así?
El
rabino nuevamente con santa paciencia le aconseja que se divorcie.
-Pero Rabino... cómo divorciarme?
Tengo a mis padres... qué van a decir ellos? Cómo los voy a
avergonzar con mi divorcio?
-Bueno... de acuerdo a lo que me dices, entonces para tu caso hay sólo una solución: CONVIÉRTETE al cristianismo!!!
-Pero Rabino... cómo me dice eso? Yo soy un judío piadoso; cumplo con todos los preceptos de la alhaja... por qué me tengo que convertir?
-Porque así le vas a romper las pelotas a un cura!!!
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